A lo largo de los años el chalet del ingenio Concepción fue sufriendo toda clase de cambios en su estructura, erigida en el siglo XIX. Pero nada se equipara al impacto que generó la demolición del edificio, que había nacido como un castillo neogótico durante los tiempos fundacionales de la industria azucarera. La piqueta se llevó entonces una de las construcciones señeras de aquel período y golpeó con su acostumbrada contundencia al menguado patrimonio arquitectónico tucumano. Mientras, no se sabe si correrá la misma suerte la capilla, que formaba un conjunto con el chalet. Ante las insistentes requisitorias de LA GACETA, las autoridades de la empresa -que pertenece a la familia Luque- optaron por no hacer declaraciones sobre el tema.
La noticia sobre la demolición del chalet -incluida la fotografía que ilustra este artículo- circuló en las redes sociales impulsada por organizaciones y por particulares que se preocupan por el cuidar el legado patrimonial de la provincia. Pero al tratarse de una propiedad privada y de un inmueble que no figuraba en la lista de los bienes protegidos por la Ley de Patrimonio, el margen de maniobra se estrechó al máximo. Incluso se hizo una presentación en la Justicia Federal, la que no prosperó. Es que, al contrario del chalet del ingenio Bella Vista -que se salvó a tiempo-, el del Concepción no presentaba la condición de “sitio de memoria”.
“La Ley de Patrimonio no puede aplicarse cuando se trata de propiedades privadas como era el chalet del ingenio Concepción. Por eso creo que debería hacerse una modificación a la ley, de lo contrario seguirá la destrucción de inmuebles valiosos”, sostiene la directora de Patrimonio del Ente Cultural, Mercedes Aguirre. Explicó que sí existe la posibilidad, ante la inminencia de demolición de un edificio histórico que no esté protegido por la ley, de que se presente un amparo en la Justicia para que una medida cautelar frene ese proceso.
Aguirre puso como ejemplo lo sucedido con las casas que se tiraron abajo en la calle Mendoza, en la ochava que ocupa la sede del Siprosa, o el antiguo Banco Francés, en San Martín al 700. Eran inmuebles importantes para el patrimonio de la ciudad, pero no estaban protegidos por la ley y sus dueños los demolieron. “Se está rompiendo esa cadena que es la secuencia lógica del patrimonio -advierte la funcionaria-. En el interior hay numerosas propiedades ligadas con la industria azucarera y es la población la que pide que se conserven. Pienso que en el caso del ingenio Concepción pudieron haberle dado al chalet un destino cultural, sanitario o escolar. De lo que se trata es de devolverle a Tucumán lo que Tucumán nos dio”.
La capilla actual reemplazó en 1932 al oratorio que se había construido en los primeros tiempos del ingenio. Es una de las tantas obras que llevó adelante Alfredo Guzmán cuando era el dueño de la fábrica. Fuentes del Arzobispado señalaron que la Iglesia está al tanto de la situación y consignaron que a la demolición de un templo debe anteceder la desacralización del terreno que ocupa. Por lo pronto, la suerte del chalet quedó echada y de su historia ya no pueden hablar los muros; ahora su recuerdo vive en testimonios y en fotos.